Insiste hasta encontrar la versión perfecta y… ¡nunca innovarás! La importancia del prototipo

Insiste hasta encontrar la versión perfecta y… ¡nunca innovarás! La importancia del prototipo


A lo largo de nuestros más de 10 años de existencia han sido bastantes las veces que  hemos oído en alguna empresa, ante el éxito de la última innovación en su sector: “nosotros tuvimos la misma idea hace años  pero no nos atrevimos  a ponerla en práctica”, o “nosotros tuvimos la misma idea pero todavía estamos mejorando el producto/ proceso”. Si nos empeñamos en no tirar adelante un proyecto de  innovación hasta tener el producto perfecto o el proceso optimizado al máximo, lo más normal es que lleguemos tarde porque otros se nos adelantarán o las necesidades del mercado o incluso internas de la organización cambiarán. Por eso nuestra recomendación es  probar y trabajar con prototipos, test  o pilotos porque si lo que buscamos es la perfección siempre habrá un nuevo condicionante o un cambio en el entorno que nos hará parecer que nuestra versión todavía necesita acabar de perfeccionarse y así sucesivamente. En consecuencia,  nunca estaremos seguros de poder lanzar o aplicar nada nuevo.

Otras veces la versión perfecta implica una inversión tan elevada y un riesgo tan alto que no nos atrevemos a arriesgarnos y muchas buenas ideas acaban muriendo  en los cajones de los despachos.

Por eso, tal como comentábamos en nuestro post anterior, nosotros apostamos por la política del prototipo como aprendizaje hacia la versión definitiva. Se trata de probar para poder corregir en función de los resultados obtenidos.

Planteamos esta reflexión durante nuestra reciente visita a algunas de las empresas más innovadoras de Silicon Valley y vimos que éstas, no sólo la comparten sino que además la aplican. En Ideo nos dijeron que uno de los objetivos de una empresa innovadora tiene que ser “estar en Beta permanente” (es decir, en versión test permanente) porque si uno espera que la idea sea perfecta y no implique ningún riesgo antes de actuar, no innovará mucho o se dará cuenta de los problemas demasiado tarde para corregir.

La cultura del prototipo es allí realmente una filosofía: hay numerosas ideas en fase de prueba en todas las áreas y esto garantiza que algunas de ellas se llevarán a la práctica. Incluso el entorno financiero aplica este modelo: los responsables de capital riego no exigen el detalle de un plan a 5 años para convencerse que se cumplirá. Opinan abiertamente que es imposible que en el contexto actual podamos acertar a medio plazo. Ellos son los primeros en reconocer que no tiene sentido confirmar escenarios a 5 años para tomar decisiones. Lo que piden es una visión global a medio plazo además de cómo se plantea la primera fase para experimentar y cuánto se necesita para ello. Y cuando hayamos todos aprendido más, veremos si cambia la visión, cuál será la segunda fase de desarrollo de la idea y qué recursos necesitaremos…

Por lo tanto cuando tengamos una idea, después de haberla definido mínimamente, lo primero que tenemos que hacer es probar en un entorno controlado, bajo un riesgo limitado y sobretodo aprender para luego ir corrigiendo y ajustando.

Ya lo decía Bill Gates: “si tienes suficiente información para hacer un plan de negocio de tu idea es que ya es demasiado tarde”